Loetschert, Wilhelm2024-01-252024-01-251956-02-01https://hdl.handle.net/20.500.14492/11535Entre las plantas de vida parásita hay dos familias que saltan a la vista por razón de su manera vital muy parecida: las orobancáceas, distribuidas de preferencia en el hemisferio norte y las balanoforáceas limitadas a los trópicos y sub trópicos. Las dos muestran una reducción de hojas y carecen de clorofila. También los embriones de las dos familias, envueltos por las semillas, muestran una formación parecida, de lo que resulta su desarrollo semejante. El embrión de la orobanche es muy sencillo y a diferencia de la mayoría de las plantas superiores no muestra subdivisiones en raíz tallo y hoja. Después que el viento ha sacudido las numerosas semillas pequeñísimas de las capsulas secas de color café, una sustancia en forma de hilo brota de ellas, que se alimentan por de pronto de las sustancias almacenadas en la semilla y penetra la tierra. Mientras el tubérculo joven de la orobanche sigue hinchándose forma numerosas verrugas en la superficie; una de ellas penetra la corteza radical del huésped y se conecta con los elementos conductores en el interior de la raíz. Después de la caída de las brácteas aparecen en primer lugar las flores femeninas en el espádice. No tienen ningún pétalo y consisten en solo del gineceo, que está rodeado por pelos articulados a su base. Después de la fecundación se desarrolla un fruto pequeño parecido a una nuez que queda hundido en el espádice.es-SVOrobancaceas y balanoforaceas2000com580Orobancaceas y balanoforaceasArticle