Gómez, Antonio RodolfoAvalos Laguardia, José Pedro2024-01-242024-01-241960-01-01https://hdl.handle.net/20.500.14492/8282El 26 de septiembre de 1860, en Francia, fueron decapitados Juan Conke y Pedro Saethals; a través del proceso se les encontró culpables del asesinato de la señora nubois. Posteriormente, se comprobó que los ejecutados eran totalmente inocentes. En la misma Francia, en Toulouse? en 1726, el comerciante Juan Calas acusado de la muerte de su hijo, fué ejecutado en la rueda. nías después se obtuvieron evidencias que la muerte había sido un suicidio. Muy sabio es el aforismo latino: "Errare humanum est", es propio del hombre equivocarse. Un tribunal, por lo tanto, no está exento del riesgo de un irreparable error judicial. Y sin ir tan lejos, en nuestro país, tres lustros ha, que se condenó a un inocente: Ceferino Pérez. Afortunadamente se conoció a tiempo el error, y, en lo posible, fué reparado. Ante esta tremenda posibilidad de incurrir en un error judicial, al legislador no le queda más alternativa que extremar las medidas de seguridad depurando cada vez más, el sistema probatorio de la delincuencia.es-SVConfrontacióncareoidentificaciónimputado345Confrontación, Careo e Identificación del ImputadoThesis