Browsing by Author "Platero Delgado, Marta Elizabeth"
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Item Los pueblos indígenas de El Salvador y la soberanía alimentaria. Caso de estudio: Santo Domingo de Guzmán.(2016-09-01) Figueroa Clavel, Alexis de Jesús; Martínez Ramírez, Raquel Elizabeth; Platero Delgado, Marta ElizabethPara analizar la Soberanía Alimentaria de los Pueblos Indígenas se requiere examinar cómo se está cubriendo la Demanda Alimentaria Interna; principalmente los niveles de producción nacional y de importación de Granos Básicos, puesto que son la base de la dieta alimentaria salvadoreña. Al observar la evolución de la producción de dicho rubro para el periodo 2000-2015, se observa en el caso del frijol y maíz tasas de crecimiento positivas de aproximadamente 74% y 41%, mientras que, el arroz y sorgo mostraron tasas negativas de alrededor del 12% y 6%, respectivamente. Como consecuencia las importaciones reflejaron un incremento para dicho periodo, detallándose de la siguiente manera: el maíz aumentó cerca de un 8%, el frijol de 6% y el arroz en un 70%, evidenciando la dependencia que tiene El Salvador ante la producción externa; sobre todo en el caso del arroz. La introducción de estos productos importados al mercado interno afecta principalmente a los pequeños productores, así como también a las familias indígenas debido a que según el Censo de Población de Población y Vivienda 2007, el 75.2% se dedica a actividades agrícolas. El abordaje de la Soberanía Alimentaria requiere del conocimiento de variables tanto económicas como sociales que permitan tener una visión más amplia acerca del tema. De esta manera, las personas que se encuentran en algún estado de pobreza (medida a través del ingreso) es un punto de partida. Para El Salvador, en el año 2014, los datos muestran que el 31.8% de los hogares se encuentran en situación de pobreza, de los cuales 7.6% se hallaba en pobreza extrema y 24.3% en pobreza relativa, mientras que en el caso de los Pueblos Indígenas esta situación es más compleja como lo reflejan los datos brindados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en donde el 61.1% vive en pobreza relativa y el 38.3% en pobreza extrema. Por otra parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que en El Salvador existen 900 mil personas subnutridas, lo cual equivale al 13.5% de la población salvadoreña, un contexto que desfavorece a la población indígena, pues de acuerdo a datos de la misma OPS, el 40% de los niños indígenas menores de 5 años presentan desnutrición. El objetivo fundamental de la presente investigación fue evaluar la situación actual de Soberanía Alimentaria de los Pueblos Indígenas de El Salvador tomando como caso de estudio la población Nahua/Pipil del municipio de Santo Domingo de Guzmán, con el fin de proponer una estrategia sostenible tanto económica como ecológicamente basada en la Agricultura Ancestral. Con la información recolectada, se pudo determinar que la situación de Soberanía Alimentaria de los Pueblos Indígenas a nivel nacional es más complicada que la del resto de la población, debido a que su principal actividad económica es la agricultura. Además, sus niveles de pobreza son mayores que la población no indígena, lo que se refuerza con el resultado obtenido del caso de estudio, en donde el total de las personas encuestadas se encuentran bajo la línea de pobreza; como consecuencia, el acceso y control a recursos productivos es limitado, así lo indica el 80.4% de los productores indígenas a nivel nacional que no cuentan con tierra propia para la producción y tienen como único acceso el arrendamiento, estado que no garantiza el uso de la tierra para la próxima cosecha. De la misma forma, el acceso a crédito agrícola es bajo, ya que aproximadamente un 10% dijo haberlo adquirido; esta baja cobertura crediticia se encuentra relacionada con la carencia de garantías para obtenerlo. Por otra parte, el acceso a agua de calidad y semillas criollas son elementos que también juegan en contra de los productores indígenas, por su escasez y poca diversidad, respectivamente. Debido a lo antes mencionado la Población Indígena ha sufrido cambios trascendentales, en sus prácticas agrícolas, como por ejemplo; la sustitución de insumos orgánicos por el uso de químicos, los cuales reducen el tiempo de trabajo, pero incrementan los costos de producción y los niveles de contaminación ambiental, además generan un estado de dependencia tanto tecnológica como económica. Todos estos factores traen consigo repercusiones en sus niveles de vida, al disminuir su medio de obtención de ingresos, lo que aunado al bajo acceso a mercados locales, la volatilidad de los precios de Granos Básicos y la falta de políticas públicas que promuevan la Soberanía Alimentaria, mantienen una agricultura de autoconsumo y desincentivan las practicas agroecológicas. Ante esta situación, existen alternativas de solución como la Agricultura Ancestral que a pesar de haber sido sustituida por la mayoría de productores, debido a razones adversas previamente expuestas, aún existen productores indígenas que se niegan a abandonarla totalmente y siguen practicándola, demostrando y promoviendo los beneficios y las ventajas de la misma respecto al tipo de Agricultura Convencional, en lo que se refieren al uso de insumos agrícolas, tenencia de la tierra, costos de producción, diversificación agrícola, sustentabilidad ambiental, entre otros. Por tal razón, se propone una Estrategia de Soberanía Alimentaria, compuesta por un conjunto de líneas y acciones prioritarias, enmarcadas en cinco ejes estratégicos, los cuales son: Acceso a recursos, Modo de producción, Transformación y comercialización, Consumo alimentario y Políticas agrarias, que permiten no solo mejorar los niveles de vida de la población, sino que también, corregir los daños causados al medio ambiente, pues; está basada en la Agricultura Ancestral como medio para alcanzarla, ya que es un tipo de agricultura que tiene como principio el respeto a la naturaleza, la implementación de un conjunto de saberes basados en la solidaridad y cooperación mutua, es decir, es un estilo de vida acorde a una cosmovisión no individualista, donde sus principales componentes son: la semilla criolla o nativa, los ciclos agrícolas impregnados de conocimientos ancestrales; como insumos orgánicos preparados con elementos que brinda la naturaleza, proporcionado una sostenibilidad tanto económica como ecológica. Al mismo tiempo se asegura no solo el acceso a los alimentos, sino que también a unos más sanos y nutritivos acorde a su cultura. Sin embargo, requiere del trabajo conjunto de todos los Pueblos Indígenas, para luchar por su implementación y velar porque se ejecute de la mejor manera, lo cual solicita del compromiso de las instituciones gubernamentales y municipales vinculadas al tema, aportando los recursos necesarios y apoyando las iniciativas propuestas por los agricultores indígenas.